sábado, agosto 02, 2008

¿ Sabías que a Juan Pablo II, le gustaba la montaña ?


En la montaña con Juan Pablo II,

En sus numerosos discursos durante las vacaciones, las exhortaciones iban siempre dirigidas a recibir las lecciones de la montaña, escuela de elevación espiritual. :«Es necesario elevarse. Las experiencias de los alpinistas y los cristianos son similares, porque tanto allí como aquí hay desafío. Es necesario superarse a si mismos, es necesario responder a aquel que nos ha superado, Jesucristo» (20 de julio 1989).

http://juanpablo2do.blogspot.com/2008/07/de-vacaciones-con-juan-pablo-ii.html

UN PAPA DIFERENTE

Un nombre polaco, el primer Papa no italiano. Después de su elección, la prensa publicó fotos comunes de un Vicario de Cristo. Karol Wojty la junto a la fogata, en un partido de futbol, en kayak y en esquís. La personalidad de Juan Pablo II en El Vaticano, era aún la misma que en su niñez y en su juventud, pues no abandonó el deporte e introdujo algo de confusión a la vida vaticana, porque las salidas para esquiar en los glaciares de los Alpes no formaban parte de las costumbres de ningún Papa anterior.

"El Atleta de Dios"
Practicó fútbol, esquí, natación, montañismo. Durante mucho tiempo, antes de que la edad y la enfermedad lo obligaron a renunciar a toda actividad fisica y lo postraron en una silla de ruedas, Juan Pablo II cultivó la imagen de un Papa deportivo como nunca se había visto en la historia de la Iglesia Católica. Fue el primer jefe de la Iglesia que se hizo construir una piscina y que practicó esquí para sorpresa del mundo eclesiástico romano, conservador y reticente a admitir "libertades" o "excentricidades" a los pontífices." ¡Yo rezo todos los días para evitar la tentación!", respondió Juan Pablo II a un periodista de la AFP en 1979, mientras miraba un par de esquíes fabricados a mano que le había regalado un artesano de Cortina dAmpezzo, en los Alpes. Pero nada le impidió lanzarse a las pistas de un ventisquero al año siguiente, como testimonió una foto difundida en esa época por el Vaticano. Alentado y acompañado por el presidente italiano de la época, Sandro Pertini, el Papa se otorgó una primera "fuga" a la montaña, que renovó muchas años consecutivos hasta que el estado de su salud se lo impidió. Esos paseos eran mantenidos en secretos, hasta que un esquiador cruzó al Papa en una pista. La natación, en cambio, le había sido recomendada por sus médicos, para ayudarle a superar problemas de espalda y de hombros. Gracias a la iniciativa del cardenal Basil Hume, un grupo de católicos ingleses le regaló una piscina, que fue construida en el corazón de los jardines de su residencia de verano de Castelgandolfo, cerca de Roma. El Sumo Pontífice amaba tanto nadar, que había pasado las vísperas de los dos cónclaves de 1978 en la "playa de los cardenales.

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